domingo, 9 de enero de 2011

After You’ve Gone

Me gusta el juego de las casualidades y las coincidencias. En los últimos meses del pasado año, después de sopesar distintos encabezamientos, finalmente encontré un titulo que me gustó para este blog. Sin embargo, “En Tránsito” ha permanecido inactivo hasta hoy. Quizás estos primeros días de enero, que suponen el nacimiento de un nuevo año aunque sin habernos desprendido todavía del anterior, me han parecido una buena ocasión para llenar de contenido el blog y darle así cierto sentido a su título.

Resulta que navegando estos días por la red y por la memoria, he encontrado que “En Tránsito” fue el título de un LP de Serrat, del año 1981, de canciones inolvidables. Y casualidades y coincidencias, en ese mismo año unos militares intentaron cambiar el rumbo del tránsito en el que andaba metido por entonces este país. Dentro de nada, hará treinta años de todo aquello. Parece una eternidad y seguramente por eso muchos ya no tienen o no quieren tener memoria de lo que pasó. Para refrescársela, Javier Cercas ha escrito “Anatomía de un instante”, un ameno, documentado y sugerente ensayo en forma de crónica, o crónica en forma de ensayo, en el que describe lo que supimos y lo que supusimos. Un libro que quizá comenzó a escribir, según confiesa el propio autor, para seguir hablando con un padre que falleció el mismo día en el que Suárez hizo su última aparición pública.

Y es que los padres y las madres se nos mueren. No sé si es un tránsito para ellos, aunque sí creo que lo es para los que nos quedamos. Lo viví con la pérdida de mi padre hace más de dieciséis años y lo he vuelto a vivir en febrero de este año que acaba de terminar, con la muerte de mi madre y nueve meses después, un seis de noviembre, mi cumpleaños, con la repentina pérdida de mi suegra.

El 15 de septiembre de 2008, Lheman Brothers anunció la presentación de quiebra, estableciendo con ello lo que algunos, como el profesor Niño Becerra, entenderían como el principio del fin. Algo más de dos años después de aquello, la situación no es nada halagüeña. Crece el paro, crece el desánimo y crece el desconcierto que, como dijo el otro día en la radio el ex-presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, es el paso previo al gran cabreo. Sea lo que sea lo que termine pasando, lo que sí parece cierto es que si hay algo que caracteriza nuestro momento actual, eso es sin duda el tránsito entre lo que no acaba de morir y lo que no termina de nacer.

Es una época en la que escasean las certezas. El otro día escuchaba a alguien decir que no creería en ninguna verdad de la que no pudiera dudar. Y seguramente está en lo cierto. El riesgo está en que ese terreno vacío de convicciones, acabe siendo invadido por los iluminados que suelen aparecer en cada ocasión en que la Historia nos regala con un nuevo capítulo. Tendremos que estar alerta.

Mientras escribo, y gracias a la gratuidad generosa de Spotify, estoy escuchando “After You’ve Gone” en el clarinete de Benny Goodman. Y es que hay tránsitos y tránsitos…

¿Y qué hago aquí escribiendo en este blog, imaginando que alguien va a tener la paciencia de leerlo? Quizá la razón sea porque disfruté con el anterior. “Cosas de Niños” tuvo una efímera vida de catorce artículos publicados entre septiembre y diciembre de 2008, que tuve que interrumpir bruscamente a causa de mi también repentina y efímera incorporación a la  actividad política. Después han pasado muchas cosas, pero como diría Sir John Falstaff, encarnado por Orson Welles en  “Campanadas a Medianoche”, amigos míos… esa es otra historia.

En El País Semanal del pasado dos de enero, y a la pregunta que se hacía a varios autores sobre cuáles eran sus razones para escribir, Juan José Millás respondía que eran las mismas razones por las que leía, porque no se encuentra bien. Pues va a ser eso. Y es que estar en tránsito resulta muy estimulante, pero hay momentos en que si uno no escribiera… que hay mucho loco suelto. Y si no, miren lo que ha pasado en Tucson, Arizona.    

2 comentarios:

  1. Esta es una época en que escasean las certezas como dices, pero me gustaría conocer de alguna época en que la certeza haya abundado. Cuanto más sabemos más sabemos que no sabemos nada. Creo que nos ha tocado vivir una época especialmente cínica y desbaratada, una época del todo vale y todo es igual y creo que la crisis actual , que nos importa porque es económica ahora para nosotros,y nos daba igual cuando era una crisis permanente para muchos otros paises, es en realidad la constatación de que ese individualismo feroz que se nos ha inculcado no nos lleva a ninguna parte. ¿por qué hay crisis?, yo lo sé. Es sencillísimo. Es porque la avaricia desmedida que siempre ha rampado por el mundo en este momento se ha banalizado, legalizado y hasta considerado virtud. Recuerdo que en los años 80 se hablaba del "pelotazo", recuerdo que el ministro Solchaga llegó a decir que este era el país de europa donde era más fácil hacerse rico. En fín , recuerdo que durante años ha existido una especie de furia inmobiliaria, una burbuja que alguien debería pagar algún día con el sudor de su frente, como yo veía , decía y nadie me creía ni escuchaba,sino que me miraban como eso que llaman ahora "una friki". Pero esta situación que era tan obvia a nadie le ha importado un repepino, a ningún partido político de ningun signo. El mundo se ha globalizado pero las diferencias han aumentado, y toda esta desigualdad vergonzosa no ha importado nada mientras nuestras adquisiciones inmobiliarias propias ascendían falsamente como la espuma.
    Yo soy optimista pese a todo. Los países ricos nos vamos a tener que apretar el cinturón, aparenderemos que la felicidad no consiste sólo en acumular y que se puede vivir con mucho menos. Van a surgir otros países, los emergentes, que van a tirar del carro, y pese a todo no creo que el sistema capitalista, tal y como lo conocemos vaya a desaparecer, simplemente porque no hay ninguna idea mejor, porque el socialismo se agotó con el muro de Berlín y eso fue en el 89. Pero habrá reajustes, y el primero creo que va a ser un cambio de mentalidad. El mundo es global y ahora sí que sí vamos todos en el mismo barco, luego habrá que remar en la misma dirección o todos nos iremos a pique y eso mismo, esa conciencia, es lo que mantendrá la paz social. No será por otra cosa que por egoismo, pero los que más tienen y manejan saben también que no pueden acabar con la gallina de los huevos de oro (dígase paganos trabajadores) que los mantiene en esa situación de injusto privilegio .
    Lo que siento de verdad es esa desmoralización generalizada que se palpa en los jóvenes,en la universidad al menos, esa especie de resignación, de falta de movilización general contra el absurdo. Sí que es ésta una época triste en ese sentido.
    Es que se ha perdido la certeza de que nuestro destino está "también" en nuestras manos y eso depende de nuestros actos y nuestra confianza en nosotros mismos y en nuestra ilusión. Yo no la he perdido aún. Al menos del todo.

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